Dirección Macarena Astorga Guion Sandra García Nieto, según su propia novela Fotografía Valentín Álvarez Música Karin Zielinski Intérpretes Javier Rey, Paz Vega, Luna Fulgencio, Norma Martínez, Ava Salazar, Carlos Alcántara, Pedro Casablanc, Elvira Mínguez, Vicente Vergara, Jesús Carroza, María Alfonsa Rosso, Fernando Tejero Estreno en el Festival de Málaga 7 junio 2021; en salas comerciales 11 junio 2021
Todo en esta película rezuma ambición desmedida, despropósito absoluto y fracaso general. Debut en la dirección de largometrajes de la madrileña afincada en Málaga Macarena Astorga, hasta ahora responsable de varios cortometrajes y documentales, fija su atención en una novela de cierto éxito que combina mitología rural ibérica con los miedos más profundos del ser humano, sin éxito ni puntería. Resulta difícil saber quién es más incompetente aquí, si la autora de la novela, que se encarga también de su adaptación cinematográfica, tránsito en el que quizás pudo errar, o su realizadora, incapaz de poner algo de orden y sentido en esta amalgama de situaciones y personajes que no encuentran identidad ni propósito.
Desde el comienzo, con homenajes descarados a La isla mínima (ese dron que planea toda la película) y ¿Quién puede matar a un niño?, con la niña artista de Padre no hay más que uno y la propia hija de la protagonista Paz Vega como infames infantes y la música paródica acentuándolo, la película avisa de lo que está por venir, y cumple. Quizás le hubiera ido mejor optar por la comedia paródica que por el sesudo psicoanálisis de una comunidad que pretende construir.
Un pueblo habitado por gente desconfiada y misteriosa, algunos y algunas tullidas (pobre María Alfonsa Rosso, la rematan con una prótesis en el ojo que da grima, ¡y ese Jesús Carroza enfundado en un disfraz de hombre elefante!), unas maldiciones ancestrales, una ambientación en los setenta (después y sin explicación en los ochenta) y unos personajes que no encajan ni en el entorno ni entre sí, con peaje en la impostada relación romántica entre sus guapos pero sin química protagonistas, se combinan con un fallido análisis del subconsciente humano y una acumulación de trampas y sinsentidos. Todo ello invita directamente a renunciar a este presunto pseudo análisis psicológico de una supuesta mente criminal, salirse de la sala y respirar aire libre.
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