Ensemble de percusión de la OSC. Antonio Moreno, dirección. Programa: Monográfico John Cage (Child of Tree, Amores I-III, Forever and Sunsmell, Living Room Music, 4’33’’, Imaginery Landscape nº 2, Double Music). Iglesia de la Anunciación
Otoño Barroco de la Asociación de Amigos de la Orquesta Barroca de Sevilla. Orquesta Residente del Otoño Barroco. Coro de la Asociación de Amigos de la OBS. José Manuel Ramírez, violonchelo. Ruth Rosique, soprano. Lucía Gómez Aizpurua, mezzosoprano. Ariel Hernández, tenor. Víctor Cruz, bajo. Andoni Sierra, dirección. Programa: Bach en Navidad (Suite nº 3 BWV 1068 y Cantata III del Oratorio de Navidad BWV 248, de Bach; Sonata para violonchelo HW X/1, de Johann Christoph Friedrich Bach). Espacio Turina. Martes 15 de diciembre de 2020
Ahora que papá Gobierno y mamá Junta nos dejan estar en la calle hasta las diez, y que los centros culturales relajen sus horarios y amortigüen su agonía, hemos podido en solo una tarde disfrutar de dos propuestas musicales de signo bien distinto, pero unidas por la voluntad de sumar fuerzas y talento en una época en la que tradicionalmente estos valores se venden y promueven más que en ningún otro momento del año. Por un lado aplaudimos el regreso de nuestra admirada Orquesta Sinfónica Conjunta, después de su abortada novena temporada, y de nuevo con la percusión como protagonista. El uso estrictamente académico que la pandemia ha impuesto al Auditorio de Ingenieros, espacio habitual de esta formación de la Universidad y el Conservatorio Manuel Castillo que tantas satisfacciones y tan buenos programas nos ha brindado, determinó que fuera sustituido por la Iglesia de la Anunciación, el otro bastión del CICUS. Y tan solo cruzando la calle Imagen, la otra convocatoria, el Espacio Turina ofreciendo música de Bach en las antípodas de John Cage, protagonista en el templo.
Un espléndido recorrido por la música de uno de los mayores exponentes de la renovación musical del siglo XX; el norteamericano John Cage, fue el detonante de la propuesta de Juan García para el regreso de la Conjunta en formación estrictamente de percusión. Música muy asida a la tierra, sus sonidos y sensaciones, el ambiente y la atmósfera que la envuelve. Quizás por eso resultó especialmente acertado y sorprendente que ocurriera en un templo renacentista, una Iglesia de amplios y suntuosos espacios en los que habitualmente se dispersan y hasta pierden los sonidos, esa mala acústica tantas veces denunciada y que sin embargo en esta ocasión sirvió para dar sentido a la intención del autor de crear música dinámica, que se reinventa con cada nueva interpretación, y se alimenta con el carácter y el espacio del lugar donde se ejecuta. Quizás Cage hubiera estado encantado de escuchar esta significativa representación de su música en un auditorio así, y desde luego hubiera disfrutado mucho con su emblemático 4’33’’ invadido por el sonido de la calle, autobuses, murmullos, voces que se colaban en el templo y en el silencio escenificado por el director Antonio Moreno y seis de sus alumnos en ademán siempre de arrancar sin llegar a hacerlo.
Al otro lado de la calle esperaba la Orquesta Residente del Otoño Barroco para poner el punto final a esta temporada del ciclo felizmente salvada por los pelos, y hacerlo como lo viene haciendo desde hace varios años, con Bach y una de las seis cantatas en las que dividió su Oratorio de Navidad, en esta ocasión la tercera, dedicada a la adoración de los pastores, e invitando al público a sumarse en el canto de cada uno de los tres corales luteranos introducidos en la partitura, debidamente traducidos por Rocío de Frutos, al Coro de la Asociación de Amigos de la OBS, preparado para la ocasión por la excelente soprano Cristina Bayón. Sin duda un trabajo de equipo, diseñado con cariño e ilusión, y con el acierto de invitar en los atriles a los jóvenes ganadores y ganadoras de la beca que convoca la Barroca cada año. De hecho el ganador de éste, José Manuel Ramírez, interpretó la pieza que hizo de puente entre la Suite Orquestal nº 3 de Bach y su Cantata III del Oratorio de Navidad. Se trata de una sonata para violonchelo de uno de sus muchos hijos, Johann Christoph Friedrich Bach, cuyo primer movimiento Allegretto tiene cierta gracia y desparpajo, pero con un segundo Rondeaux realmente anodino, a pesar de que Ramírez, con ayuda de Mercedes Ruiz en el bajo continuo, hizo una virtuosa interpretación, viva, ágil e impecablemente articulada.
Sin atisbo de fatiga, Ramírez intervino también en las dos obras de Johann Sebastian, una Suite nº 3 que sonó destemplada, con decepcionante intervención de las trompetas, casi como si se tratara de un postizo que no hizo sino malograr el resultado del resto del conjunto, y la cuerda ahogada y desangelada en el famoso Air. Solo los timbales, apartados en un balcón del teatro para no saturar el recinto, y el bajo continuo lograron un buen papel. Mejor fue el resultado de la cantata, aunque pocos fuimos quienes nos atrevimos a acompañar al coro en los fragmentos tan hábilmente traducidos. Aquí brilló más la cuerda, tanto como la joven Irene González al órgano y Santiago Sampedro al clave, o José Manuel Cuadrado al oboe, que junto a Jacobo Díaz firmaron un sensacional acompañamiento de la siempre estupenda y refulgente Ruth Rosique, que precisamente se encargó en octubre de inaugurar el Otoño Barroco, y Víctor Cruz en el aria Señor, tu compasión y tu misericordia, quizás el número mejor defendido de la pieza, dentro de un conjunto tan amable y disfrutable.
El Ensemble de Percusión de la OSC atento al 4'33'' |
El espacio y el ambiente como componentes musicales
Antonio Moreno y Child of Tree |
Y es que hubo mucha dramatización en esta función, como el propio Moreno valiéndose de todo tipo de artilugios, incluida una esterilla y un cactus, para edificar ese Child of Tree que nos ata directamente a la tierra en la que vivimos, cuya naturaleza se vio representada también en otras piezas como el Double Music final en cuyos envolventes y turbadores sonidos intervino también otro maestro, Pepe Tur. Escenificaciones que observamos también en los ininteligibles diálogos, voces y rugidos de los jóvenes intérpretes en Living Room Music, e incluso en la voz religiosamente moldeada de J. José Ramos en Forever and Sunsmell. Y naturaleza que nos cautivó en las cajas, congas y bongos de Amores I-III, y en el gong y el megáfono de Imaginery Landscape nº 2. Cage erigido así en rey de la percusión, como también lo es del piano preparado ausente en este repaso, que dominó en nuestros sentidos gracias al excelente trabajo de García, Moreno y el muy disciplinado conjunto convocado para la ocasión.
Suma de talento, mucho esfuerzo e ilusión
Al otro lado de la calle esperaba la Orquesta Residente del Otoño Barroco para poner el punto final a esta temporada del ciclo felizmente salvada por los pelos, y hacerlo como lo viene haciendo desde hace varios años, con Bach y una de las seis cantatas en las que dividió su Oratorio de Navidad, en esta ocasión la tercera, dedicada a la adoración de los pastores, e invitando al público a sumarse en el canto de cada uno de los tres corales luteranos introducidos en la partitura, debidamente traducidos por Rocío de Frutos, al Coro de la Asociación de Amigos de la OBS, preparado para la ocasión por la excelente soprano Cristina Bayón. Sin duda un trabajo de equipo, diseñado con cariño e ilusión, y con el acierto de invitar en los atriles a los jóvenes ganadores y ganadoras de la beca que convoca la Barroca cada año. De hecho el ganador de éste, José Manuel Ramírez, interpretó la pieza que hizo de puente entre la Suite Orquestal nº 3 de Bach y su Cantata III del Oratorio de Navidad. Se trata de una sonata para violonchelo de uno de sus muchos hijos, Johann Christoph Friedrich Bach, cuyo primer movimiento Allegretto tiene cierta gracia y desparpajo, pero con un segundo Rondeaux realmente anodino, a pesar de que Ramírez, con ayuda de Mercedes Ruiz en el bajo continuo, hizo una virtuosa interpretación, viva, ágil e impecablemente articulada.
De izquierda a derecha Cruz, Hernández, Gómez y Rosique |
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