jueves, 31 de diciembre de 2020

WONDER WOMAN 1984 Una súper heroína con gracia femenina

USA 2020 151 min.
Dirección
Patty Jenkins Guion Patty Jenkins, Geoff Johns y Dave Callahan, según el personaje creado por William H. Marston Fotografía Matthew Jensen Música Hans Zimmer Intérpretes Gal Gadot, Chris Pine, Kristen Wiig, Pedro Pascal, Robin Wirhgt, Connie Nilesen, Lilly Aspell, Amr Waked, Kristoffer Polaha, Natasha Rothwell, Ravi Patel Estreno en España 18 diciembre 2020; en Estados Unidos 25 diciembre 2020

Las aventuras de la Mujer Maravillosa, al igual que las de sus compañeros Aquaman o La Linterna Verde, definitivamente no van a rivalizar con las de Marvel, aunque Batman y Superman sigan ahí para levantar el ánimo a DC Comics. Y es una lástima porque igual que Capitana Marvel en la compañía de la competencia, Wonder Woman debería de una vez por todas sentar las bases para una heroína con mirada de género y sensibilidad a la altura. Patty Jenkins, que entre sus únicas tres películas, Monster, Wonder Woman y ésta su secuela solo ha dirigido series para televisión, intenta que así sea, salvaguardando las características de su género y una sensibilidad distinta a la imperante. Así es al menos sobre el papel, y se traduce afortunadamente en dos detalles fundamentales, una violencia que raramente acaba en aniquilación y el uso de la elocuencia para resolver problemas que sus análogos masculinos superan a mamporrazos. En lo demás la película ofrece lo mismo que todos los productos sobre héroes que inundan nuestras pantallas desde hace demasiado tiempo.

Aquí por supuesto no faltan las escenas de acción espectaculares, como la del arranque o la paranoica y casi surrealista devastación que precede al final. Su ambientación en el año del título responde a aprovechar como clímax el pánico nuclear desatado en plena eclosión de la Guerra Fría, lo que unido a ubicar el apartamento de la heroína en el edificio Watergate de Washington parece querer exorcizar algunos de los fantasmas recurrentes de la política y la administración norteamericana, siempre con la habitual invocación del mea culpa aun a sabiendas de que no va a cambiar nada. Gal Gadot luce bellísima, especialmente cuando viste y calza espectaculares modelos de la época, que parece esté anunciando perfumes de alto lujo. Chris Pine pone el contrapunto cómico al sentirse desubicado de su Primera Guerra Mundial original a la psicodelia imperante en los años ochenta. Kristen Wiig luce también imponente en su transformación de apocada científica antropológica a sofisticada vampiresa con súper poderes. Y Pedro Pascal no repara en histrionismo para construir sin complejos su personaje de villano.

Esta vez hay redención para los malos, que acaban comprendiendo que el exceso de ambición y el sueño desmedido (americano) puede volverse en su contra y convertirse en todo un despropósito. Jenkins dirige con oficio y buenas intenciones pero su pulso dramático se pierde durante un considerable metraje de la película, el tercio medio donde el ritmo cede a veces al tedio. Con todo supone un entretenimiento digno y mucho menos cargante y pedante que muchos de los títulos del tan trillado género.

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