Guion y dirección Isabel Coixet Fotografía Jean-Claude Larrieu Música Alfonso de Vilallonga Intérpretes Timothy Spall, Sarita Choudhury, Pedro Casablanc, Ana Torrent, Carmen Machi, Édgar Vittorino, Leonardo Ortizgris, Marc Almodóvar, Kiva Murphy Estreno en Estados Unidos 13 noviembre 2020; en España 20 noviembre 2020; en Internet 4 diciembre 2020
El Deseo, la productora de Pedro y Agustín Almodóvar, no trabajaba con Isabel Coixet desde Mi vida sin mí y La vida secreta de las palabras, hace ya quince años. En esta nueva colaboración no acertamos muy bien a saber qué nos quiere contar la directora catalana. Aquí un inglés, empleado de banca obligado a jubilarse, viaja a Benidorm para reencontrarse con su hermano, a quien hace más de una década que no ve. En su lugar se encuentra a sí mismo, impulsado por un Benidorm fantasmal, un no lugar habitado por turistas imposibles (en el aeropuerto de Alicante son siempre los mismos figurantes quienes aparecen por doquier, desconozco si intencionadamente o por fallo estratégico) y una vampiresa entradita en años que, a pesar del mal aspecto y la poca gracia de Timothy Spall, se aficiona a él.
Por ahí andan una serie de personajes perfectamente prescindibles, desde la policía a la que da vida Carmen Machi, al carnicero semi mafioso que interpreta Pedro Casablanc, o la empleada de hogar con tintes de bruja que personifica Ana Torrent. Coixet convierte Benidorm en una especie de Las Vegas tal como la soñaba Coppola en su magnífica Corazonada, pero es incapaz de impregnar a su obra de la poesía que tenía su referente, si es que lo es. Aquí con imaginar que Sylvia Plath, la célebre escritora americana artífice de la poesía confesional, andaba en bikini por las playas de la localidad alicantina en los años cincuenta, se supone cubierta la cuota intelectual y poética, si bien no acaba de entenderse muy bien por qué ni para qué.
Plagada de no lugares y con una frialdad impropia de la bulliciosa localidad, la película de la directora de La librería podrá convencer a algunos y algunas, y así parece haberlo hecho entre muchos colegas, pero a otros nos parece un sinsentido que no lleva a ninguna parte y no sirve ni como típico retrato de persona anodina que encuentra su destino gracias al azar y una serie de experiencias entre oníricas y estrambóticas, tan supuestamente imprevisibles como los partes meteorológicos con los que la realizadora divide en capítulos su historia. De todo nos quedamos con la sugerente, envolvente y seductora banda sonora de Alfonso de Vilallonga, probablemente su mejor trabajo hasta la fecha, y en la que se cuelan varias versiones de Yo te diré, canción inmortalizada en Los últimos de Filipinas, la versión original de 1945. Lo demás nos resulta cargante.
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