Guion y dirección Laura Hojman Fotografía Jesús Perujo Música Pablo Cervantes Narrador Pedro Casablanc Documental. Estreno en el Festival de Sevilla 9 noviembre 2020; en salas (solo Madrid y Barcelona) 27 noviembre 2020
Después de acercarse a la vida y obra de Rubén Darío en Tierras solares, y con la ayuda en producción del realizador Guillermo Rojas (Una vez más), la directora sevillana Laura Hojman fija ahora su atención en Antonio Machado, justo cuando se cumplen ochenta años de su muerte en el exilio, apenas un mes antes de terminar la Guerra Civil. El recorrido pretende ser una semblanza romántica y nostálgica de su persona, salpicada de versos primorosamente recitados pro Pedro Casablanc, intervenciones de escritores y escritoras como Antonio Muñoz Molina, Elvira Lindo, Fanny Rubio o Francisca Aguirre poco antes de fallecer, quizás una de las aportaciones más emotivas de la cinta y a quien ésta está dedicada, así como de historiadores y conocedores de su figura y obra como Ian Gibson, el director del Instituto Cervantes Luis García Montero, o Alfonso Guerra. También unos creativos dibujos animados glosan y completan este documental al que una música obsesiva y demasiado edulcorada, resuelta siempre en el irritante sintetizador, ahoga en más de una ocasión.
Como puede observarse todo muy convencional, como las intervenciones de los invitados, anticipándose a lo que se ha convertido en costumbre en estos tiempos de conexiones en red por la pandemia, delante de una buena biblioteca para dejar constancia del amor por la cultura. Una cultura que el documental de Laura Hojman reivindica como único vehículo para mejorar la salud psicológica y sentimental de los pueblos, aunque en el conjunto queda relegada por un exceso de complacencia en el carácter solitario y el sentimiento de añoranza adjudicado al homenajeado. Sorprende no obstante el recuerdo a instituciones como la de Libre Enseñanza de Madrid, en plena República, que hoy debería todavía servir de ejemplo revolucionario para una educación más libre y efectiva, ahora que estamos enfrascados en una nueva reforma educativa. Desde su infancia en los jardines del Palacio de Dueñas en Sevilla, evocados sobre todo a través de limones a lo largo de la cinta, hasta sus vaivenes por Madrid y París, inspirado por el Azul de Rubén Darío, su vida como profesor en Soria, Baeza y Segovia, y sus últimos días en Villa Amparo en Rocafort, otros jardines que vuelven a evocar la nostalgia de la infancia, hasta terminar en Colliure en el exilio francés.
Apenas se aportan nuevos datos que no estén al alcance de cualquier persona interesada, y se demora en exceso en sus primeros tramos, hasta desembocar en uno final más ágil y emocionante, el que rememora sus vivencias durante la guerra, el avance del fascismo y la crueldad a la que fueron sometidos exiliados y represaliados, especialmente logrado el episodio reservado a la tragedia de García Lorca. La reparación moral del actual gobierno pone el colofón a este didáctico y aseado trabajo, nominado al Forqué en el apartado documental.
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