Guion y dirección François Ozon, según la obra de Rainer Werner Fassbinder Fotografía Manuel Dacosse Música Clément Ducol Intérpretes Denis Menochet, Isabelle Adjani, Khalil Ben Gharbia, Hanna Schygulla, Stefan Crepon, Amirthe Audiard Estreno en el Festival de Berlín 10 febrero 2022; en Francia 6 julio 2022; en España 14 octubre 2022
Cuando Fassbinder dirigió Las amargas lágrimas de Petra von Kant, en 1972 según su propia obra de teatro, plasmó en clave lésbica una relación de deseo y posesión que no era sino una prolongación de sus propios anhelos, como continuaría sucediendo en títulos posteriores de su profusa filmografía. Su condición abiertamente homosexual no lograría alcanzar la pantalla hasta su canto del cisne, en 1982 cuando realizó Querelle, de donde se extrae el cartel publicitario y el tema musical Todo hombre mata lo que ama de Peer Raben según texto de Oscar Wilde, que Jeanne Moreau cantaba en ese film e Isabelle Adjani recupera en este. Por su parte, Ozon empezó a ser reconocido y celebrado, después de Sitcom y Amantes criminales, cuando en 2000 adaptó Gotas de agua sobre piedras calientes, según una obra de Fassbinder que nunca llevó al cine, y que trataba libremente una historia de amor y celos en el seno de una pareja gay.
Después de Las amargas lágrimas… Fassbinder dirigió una de sus películas más celebradas, Todos nos llamamos Alí, contando para ello con el protagonismo de El Hedi ben Salem, un actor marroquí al que Fassbinder descubrió, protegió y convirtió en amante. Juntos vivieron una tortuosa relación que acabó en el alcoholismo, la locura y muerte del actor. Todos estos precedentes confluyen en esta película del director de En la casa y Todo ha ido bien, una adaptación presuntamente libre de Las amargas lágrimas de Petra von Kant, donde ellas son ellos y pertenecen al mundo del cine y no de la moda, pero se mantiene época, la puesta en escena absolutamente teatral, personajes y situaciones de forma harto mimética, relajando la agotadora tendencia verborreica del original y potenciando ese color tan deudor del cine de Douglas Sirk al que los más afamados directores gays parecen no poder renunciar, entre ellos el propio Fassbinder y otro venerado del realizador francés, Almodóvar.
Denis Menochet presta su rotundo físico al protagonista caracterizado como el director alemán, mientras Khalil Ben Gharbia sirve como alter ego de Salem, a la vez que Isabelle Adjani nos sorprende con su veterana belleza al más puro estilo Joan Collins época Dinastía, y Hanna Schygulla, musa de Fassbinder, aparece ahora como madre del protagonista después de haber interpretado al objeto de deseo de Margit Carstensen en la película original. Sin embargo, aunque la operación pueda parecer ingeniosa y atractiva, el exceso en sus planteamientos, la histeria colectiva en sus personajes y ese ambiente cerrado en el que se desarrolla todo, además de cierto desdén ante los temas que toca, resumidos en el masoquismo del amor, analizados en otras películas con mayor fortuna, malogran la función, que termina resultando aburrida y banal a pesar de su breve duración.
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