sábado, 22 de octubre de 2022

UN AÑO, UNA VIDA Catarsis de pareja

España-Francia 2022 120 min.
Dirección
Isaki Lacuesta Guion Isa Campo, Isaki Lacuesta y Fran Araújo, según el libro de Ramón González Fotografía Irina Lubtchansky Música Raül Refree Intérpretes Nahuel Pérez Biscayart, Noémie Merlant, Quim Gutiérrez, Alba Guilera, Natalia de Molina, C. Tangana, Enric Auquer, Blanca Apilánez, Bruno Todeschini, Sophie Broustal Estreno en el Festival de Berlín 14 febrero 2022; en salas 21 octubre 2022

El español residente en París Ramón González vivió en primera persona los atentados de la sala Bataclán del viernes 13 de noviembre de 2015, y para superarlo decidió dejar constancia de hechos e impresiones en un libro, parece ser que por recomendación de su terapeuta. De ello se ha hecho eco el director Isaki Lacuesta cuatro años después de sorprender con Entre dos aguas, y once después de ganar la Concha de Oro en San Sebastián con Los pasos dobles. En medio ha realizado la alimenticia Murieron por encima de sus posibilidades y la interesante La próxima piel.

De todo el rico material de partida, Lacuesta ha preferido atender a la crisis de pareja que un trauma semejante puede provocar, algo que ya hemos visto en muchas ocasiones y que ha deparado satisfacciones como la de Lawrence Kasdan con El turista accidental. El realizador catalán fija su atención en dos formas dispares de asumir el duelo, la muy extrovertida y extremista del protagonista, y la más recogida y aparentemente serena de su pareja, en realidad una olla a presión imposible de controlar. Sin embargo ni él con su distanciamiento ni sus protagonistas con gestos e imposturas varias consiguen sintonizar con un espectador que a pesar de la gravedad de los narrado no logra emocionarse ni empatizar con personajes ni situaciones.

Por si fuera poco, la narración acaba siendo tan confusa que invita a creer que quizás nada es lo que parece, sin espacio para mucha convicción por nuestra parte. Proponer cuestiones paralelas y tan espesas como el papel de la inmigración árabe en nuestra aparentemente controlada civilización, no consigue levantar el vuelo de una función que prácticamente desde el minuto cero nos resulta caduca.

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