viernes, 14 de octubre de 2022

EN LOS MÁRGENES Día de aprendizaje

España-Bélgica 2022 105 min.
Dirección
Juan Diego Botto Guion Juan Diego Botto y Olga Rodríguez Fotografía Arnau Valls Colomer Música Eduardo Cruz Intérpretes Penélope Cruz, Luis Tosar, Adelfa Calvo, Christian Checa, Aixa Villagrán, Juan Diego Botto, Font García, Nur Levi, Somaya Taoufiki, Ame Aneiros, María Isabel Díaz Estreno en el Festival de Venecia 5 septiembre 2022; en salas 7 octubre 2022


Ya es hermoso que Penélope Cruz y Juan Diego Botto se prometieran hace años realizar un proyecto conjunto, y que éste haya cristalizado con el debut como director del celebrado actor, cineasta y dramaturgo. Pero que el proyecto sea tan generoso y solidario, fruto del compromiso del actor y el matrimonio Cruz Bardem que tantas críticas ha soportado en este país donde el mayor delito imaginable es hacer esperar al rey cincuenta segundos, lo hace todavía más hermoso y, sobre todo, necesario. Porque desde nuestra posición privilegiada, donde casi todos esos placeres del capitalismo que llamamos sociedad del consumo y el bienestar, están prácticamente colmados, enfrentarnos a la realidad que viven tantas miles de personas a diario en barrios que no nos cogen tan lejos, resulta siempre incómodo e inconveniente.

Puede que sin mucha sutileza pero sí con mucho coraje, Botto nos invita a reflexionar sobre las leyes, los poderes, la hipocresía y la desigualdad que lleva a tantas criaturas a verse de repente en la calle porque así lo han resuelto bancos y prestamistas usureros, que aprovechan cualquier golpe de mala suerte para arrojar a seres humanos a la inmundicia y la miseria más severa. En cierto modo apenas hemos evolucionado desde aquellos romanos que recaudaban impuestos para mejorar las condiciones de vida de los patricios en detrimento del pueblo llano y cada vez más empobrecido, y con las fuerzas del orden siempre en contra de los y las más desgraciadas. Pero no hay voluntad de resolver estas situaciones a todas luces injustas, se prefiere el parche para paliar el dolor y el desangramiento, a la revolución, la creatividad y el ingenio para lograr una sociedad más justa, equitativa y libre. Todo esto se refleja perfectamente en el film de Botto que produce Cruz, centrado en los desahucios, poniendo de relieve la escasa capacidad de maniobra que tienen gobiernos, instituciones y organizaciones humanitarias, a pesar del enorme esfuerzo que a menudo despliegan estas últimas, frente a los verdaderos poderes fácticos, las fuerzas gestadas durante siglos para ejercer el control y que tanto hoy se han potenciado con la irrupción indiscriminada de la tecnología.

Al margen de su valor divulgativo y de visibilización, la película de Botto tiene también sus méritos estrictamente cinematográficos, empezando por la definición de sus personajes, lejos de la perfección, poniendo de relieve sus debilidades y defectos, empezando por un Luis Tosar que no sabe gestionar su vida y responsabilidades privadas con su afán solidario y sus funciones como gestor y defensor de los más oprimidos. Pero es en el personaje de su hijastro, interpretado por el joven Christian Checa, a quien vimos en la interesante Las consecuencias, con la que en plena erupción volcánica pudimos disfrutar del inquietante paisaje de La Palma previo al cataclismo, donde la película pone a nuestro juicio su acento. Involuntariamente vivirá una jornada que nunca olvidará, le abrirá nuevos horizontes y una visión más realista de la marginación y la injusticia en la que sobreviven millones de personas. Una jornada de aprendizaje que bien vale perderse una excursión y un posible romance, y que sirve para poner de relieve que la solución de este desdichado planeta pasa inevitablemente por la educación, base de todo sea en materia de sostenibilidad, de reparto equitativo de recursos y riqueza, y de humanización en general.

Merece destacar también el mérito de Penélope Cruz, capaz de convencer en un personaje tan radicalmente opuesto a lo que nos ha acostumbrado, tantos años después de aquella No te muevas y después de tanta capa de glamour y sofisticación. La naturalidad con la que el film pasa frecuentemente de una a otra historia cruzada, el ritmo que imprime a la narración y su capacidad para emocionar, son otras aptitudes del novel realizador, independientemente de que en algún momento podamos admitir que subraya demasiado el discurso. Películas así son necesarias, más si están tan bien hechas y hay detrás tanto amor, generosidad y responsabilidad. Si más personas de las que estamos sumergidas en el bienestar nos comprometiéramos un poco más, quizás ese utópico deseo de cambiar el mundo podría llegar a materializarse.

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