lunes, 31 de octubre de 2022

EL CUARTO PASAJERO Humor y espectáculo en la autopista

España 2022 99 min.
Dirección
Álex de la Iglesia Guion Jorge Guerricoechevarría y Álex de la Iglesia Fotografía Rita Noriega Música Roque Baños Intérpretes Alberto San Juan, Blanca Suárez, Ernesto Alterio, Rubén Cortada, Carlos Areces, Jaime Ordóñez, Carolo Ruiz, María Jesús Hoyos, Josep María Riera, Isidro Montalvo, Enrique Villén Estreno 28 octubre 2022

El año pasado en Con quién viajas, Martín Cuervo metió en un bla bla car a cuatro personajes en principio desconocidos para compartir un viaje lleno de vicisitudes y giros, entre ellos también de índole romántica. El incombustible Álex de la Iglesia, apenas cinco meses después de estrenar Veneciafrenia y con la serie 30 monedas todavía calentita, hace lo mismo pero con más recursos y bastante más imaginación. En El cuarto pasajero tenemos ocasión de reír a carcajadas con una comedia que combina sabiamente el slapstick más genuino, ese que basa su comicidad en las situaciones más disparatadas e hilarantes, con el humor de chiste, gracias a unos diálogos divertidos e ingeniosos, que sirven especialmente para que Ernesto Alterio se luzca como magnífico comediante.

Dramáticamente, lo que más parece interesar al director es definir el carácter del protagonista, un Alberto San Juan tan miserable como desgraciado, aumentando así la galería de hombres fracasados que de la Iglesia parece empeñado en retratar cuando no se enfrenta a trabajos directamente fantásticos. Así los encontrábamos en Muertos de risa, La chispa de la vida o Mi gran noche, con los rostros de Santiago Segura, El Gran Wyoming, José Mota o Pepón Nieto. Ese hombre incapaz de gestionar su destino y sus emociones volvemos a encontrarlo ahora con la imagen impoluta y clásica de un Alberto San Juan impecable, cuya historia de amor con la pasajera Blanca Suárez, destinada a servir de leit motiv al resto de la propuesta, termina por ser lo menos convincente del conjunto, a pesar del esfuerzo de ambos, pareja reciente también en El test, por reflejar los infortunios del amor en miradas y expresiones ambiguas.

Como siempre en sus películas, el realizador vasco cuida al detalle su puesta en escena, sus localizaciones, efectos visuales y esa acción trepidante marca de la casa que él siempre ha cultivado al margen de la poca tradición que existía en nuestro país, y con la que se ha convertido en maestro y referente. , culminando en un grand finale tan granguiñolesco como nos tiene acostumbrados en su ya abultada filmografía.

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