domingo, 12 de noviembre de 2023

EL MAESTRO QUE PROMETIÓ EL MAR La maldad tiene ideología

Título original: El mestre que va prometre el mar
España 2023 105 min.
Dirección
Patricia Font Guion Albert Val, según la novela de Francesc Escribano Fotografía David Valldepérez Música Natasha Arizu del Valle Intérpretes Enric Auquer, Laia Costa, Luisa Gavasa, Ramón Agirre, Gael Aparicio, Alba Hermoso, Nicolás Calvo, Milo Taboada, Alba Guilera, David Climent, Laura Conejero, Eduardo Ferrés, Alicia Reyero Estreno en el Festival de Valladolid 27 octubre 2023; en salas 10 noviembre 2023


Tras un decepcionante debut con la comedia coral Gente que viene y bah, Patricia Font se refugió en la televisión para ahora resucitar como ave fénix con una preciosa y necesaria incursión en el subgénero de la memoria histórica. Y lo hace a dos niveles, contándonos la sobrecogedora historia del profesor catalán del colegio de una pequeña localidad burgalesa poco antes del estallido del execrable alzamiento nacional, ese con el que en estos mismos momentos amenazan los energúmenos que a diario alzan el brazo, entonando himnos falangistas y enarbolando banderas con el aguilucho, mientras en un disparatado alarde de incoherencia reclaman democracia, libertad e hipotético respeto a la Constitución. Siguiendo criterios pedagógicos novedosos y sumamente prácticos, entrelazados con los seguidos en otras escuelas europeas y latinoamericanas, y rechazando la presencia de símbolos religiosos en la escuela de una España laica, este joven e idealista profesor se señaló estrepitosamente para convertirse en mártir inevitable de la barbarie ultraderechista, la misma que abrazan los actuales estados que masacran pueblos como el palestino o el ucraniano o quienes aquí gritan consignas como Sánchez muérete.

Enric Auquer, a quien hemos visto en títulos como Quien a hierro mata, La vida padre o la más reciente Me he hecho viral, presta todo su entusiasmo para poner cara y expresividad a este entrañable personaje, desaparecido en una de tantas fosas comunes que algunos se empeñan en enterrar definitivamente, como si cuarenta años de represión y otros cuarenta de imperdonable olvido no hubieran sido suficientes, y el resto de los y las españolas, decentes, no tuviéramos derecho a pedir disculpas y lavar nuestras conciencias, o no hubiera tiempo ya para aliviar el dolor de tantos miles que nunca encontraron consuelo ni justicia en este país indecoroso. He leído a propósito de esta película críticas y reseñas repugnantes, que la tildan de adoctrinadora y la desprecian por redundar en la versión oficial de las víctimas, como si hubiera otra, como si nuestra innombrable guerra, y la mayoría, no hubiera sido fruto de una invasión ilegítima, una represión inhumana y una maldad ilimitada, la que todavía ejerce una Iglesia con tanta presencia y peso en un Estado laico desde hace décadas, que se permite pasar por alto sin pedir perdón ni remediar los abusos continuadamente ejercidos sobre niños y jóvenes, así en masculino, porque todo deriva también de la marginación y la represión ejercida sobre los homosexuales. En fin, que todavía se alzan voces que ponen en entredicho el dolor de las víctimas, y que se creen por ello más progresistas, justos y equilibrados que el resto, que no podemos evitar sollozar y sentir vergüenza por sentirnos humanos en lugar de inocentes animales.

Decíamos que la película funciona a dos niveles. En el segundo, una joven busca los restos de su bisabuelo para descubrir la historia del profesor de su abuelo, el maestro aludido, y detrás de él una emotiva y emocionante historia de bondad, cariño y humanidad, lastrada por la barbarie y la sinrazón. También a este nivel leemos comentarios peyorativos que consideran desequilibrada esta trama paralela, sin darse cuenta de todo el simbolismo que acarrea. Presenta varias generaciones que nos representan, la del bisabuelo que sufrió la represión, el abuelo que sufrió la guerra y sus consecuencias, la madre que prefirió mirar a otro lado y olvidar lo inolvidable, y la hija que despierta en un país que no estuvo a la altura y no hizo lo que tenía que hacer cuando recuperó su libertad, lo que le ha provocado tal desazón y tristeza que derivó en depresión. Y ahora le llegó el turno de buscar justicia y explicación, con la esperanza de dejar un mundo mejor a su pequeña hija, última generación retratada en esta hermosa y delicada película que aquí sólo se puede ver en un cine, y pequeñito.

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