Dirección Isabel Coixet Guion Isabel Coixet y Laura Ferrero, según la novela de Sara Mesa Fotografía Bet Rourich Intérpretes Laia Costa, Hovik Keuchkerian, Hugo Silva, Luis Bermejo, Ingrid García Jonsson, Francesco Carril, Violeta Rodríguez Estreno en el Festival de San Sebastián 26 septiembre 2023; en salas 10 noviembre 2023
La literatura de la madrileña afincada en Sevilla Sara Mesa es deliberadamente áspera y desagradable, o eso dicen. Sus personajes tienden a generar más rechazo que comprensión, y ese es el principal reto al que se ha enfrentado la veterana y experimentada directora Isabel Coixet, algo que ha conseguido sólo parcialmente. Planteada aparentemente como un cruce entre As bestas y Dogville, la protagonista huye del dolor que genera su profesión, traductora simultánea de los terribles testimonios de quienes han sufrido el más descarnado horror de la guerra y la persecución. Pretende encontrar relajación y refugio en esa España rural que a menudo nos venden como idílica, para no experimentar más que un dolor ahora más personal e insufrible, el que le propicia una comunidad acosadora y poco o nada empática.
Empezando por un casero tosco y maleducado, al que Luis Bermejo se esfuerza en encarnar con gestos y ademanes tan subrayados como el guion de la propia Coixet en colaboración con Laura Ferrero. También sufre el descaro repelente de un Hugo Silva que consigue dejar a un lado todo su atractivo para, sin maquillajes superfluos ni reacciones desmadradas, ofrecer un personaje ciertamente antipático y repulsivo. Pero es en la sorpresa de un amor sobrevenido y sorprendente donde la ingenua y desprotegida protagonista va a encontrar uno de los más grandes sinsabores del ser humano, el de ese amor del título que puede satisfacer tanto como torturar.
Y mientras, su propio designio espiritual lo sufrirá también una mascota igualmente sobrevenida e inesperada, de todo lo cual podrá simplemente liberarla un baile catártico. A pesar de los subrayados aludidos, Coixet consigue atrapar con una narrativa sencilla y atrayente, una atmósfera enrarecida y unas interpretaciones acertadas, logrando uno de sus títulos más sugestivos y una adaptación muy estimulante, aunque no tan repelente como la literatura que le sirve de base. De momento le avalan en San Sebastián los premios Feroz y al mejor actor de reparto para un excelente y deshumanizado Hovik Keuchkerian.
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