Con motivo de la colocación de una placa en reconocimiento a los valores de la arquitectura contemporánea del edificio de apartamentos de Huerta del Rey (Eduardo Dato, 22) de los arquitectos Felipe Medina y Manuel Trillo de Leyva (OTAISA), en el marco de las actividades de la XXIII Semana de la Arquitectura, me ha parecido oportuno incluir en estas páginas las emotivas palabras que sobre dicho acto me han llegado a mi correo, toda vez que desde niño he sentido una especial admiración por este edificio tan ligado a mi biografía sentimental, por cercanía al domicilio de mi abuela y de una de mis mejores amigas.
El acto, celebrado ayer miércoles 9 de octubre de 2024, contó con la intervención de Nuria Canivell, decana del COAS y Valentín Trillo de Leyva, hijo de Manuel Trillo, uno de los autores del edificio. Reproduzco la nota de prensa que ha llegado hasta mis manos, en la que se destacan los valores del inmueble:
Edificio de apartamentos Huerta Del Rey, 1967-68
Ubicado en una zona de gran crecimiento urbano residencial en las décadas de 1960 y 1970, de bloques en altura y amplias zonas libres, y destinado a una burguesía media alta en el barrio de Nervión, en la confluencia de dos importantes avenidas (Eduardo Dato y San Francisco Javier), el edificio de apartamentos de Huerta del Rey es, sin duda, uno de los ejemplos de vivienda más novedosos de la ciudad de Sevilla de su época, en todos sus aspectos.
Por un lado, tipológicamente, establece un modelo residencial que no es conocido hasta ahora en esta ciudad, con un interesante concepto de apartamentos y un programa de viviendas de uno, dos o tres “ambientes”, como define el texto comercial de la época, donde la importancia de las zonas comunitarias es especialmente relevante.
En este sentido, toda la planta primera, separada formalmente de la planta baja con una rotunda bandeja de hormigón, genera una amplia serie de espacios colectivos de diferentes usos, desde salas de reuniones, despachos, salones, zonas de vestuarios y aseos, y una gran terraza en la que se ubica la piscina, elemento casi escultórico de gran impacto visual.
Las viviendas desarrolladas en este edificio, que presenta una anchura total poco habitual por su gran dimensión, se distribuyen en torno a una galería central con apartamentos a ambos lados y, en los extremos este y oeste, con una referencia a los modelos de vivienda de Mies van de Rohe en Chicago (Lake Shore Drive Apartments).
El esquema se repite en todas las plantas, desvelándose en el exterior mediante una serie de potentes bandejas, revestidas de hormigón prefabricado, que producen la imagen más característica del edificio, y balconadas corridas con la fachada de ladrillo visto rehundida en un segundo plano.
En este sentido, indicar también los novedosos sistemas constructivos, con recursos estructurales y materiales, que han permitido, además, un estupendo mantenimiento y facilitado su durabilidad.
Cabe destacar el cuidado en la concepción espacial del vestíbulo, así como el diseño integral de este y las zonas comunes (mobiliario, elementos artísticos, carpinterías exteriores e interiores, ascensores, barandillas, elementos decorativos) que reflejan un cuidado extremo, que se ha mantenido perfectamente hasta la actualidad gracias a una comunidad de propietarios con una poco frecuente sensibilización hacia el valor arquitectónico del edificio.
Resumen publicado por Fundación DOCOMOMO IBÉRICO sobre texto de Juanma García Nieto.
Fotos: Juanma García Nieto
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