miércoles, 8 de septiembre de 2021

SHANG-CHI Y LA LEYENDA DE LOS DIEZ ANILLOS Un circo de tres pistas

Título original: Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings
USA 2021 132 min.
Dirección
Destin Cretton Guion Dave Callahan, Destin Cretton y Andrew Lahman, según el personaje creado por Steve Englehart y Jim Starlin Fotografía Bill Pope Música Joel P West Intérpretes Simu Liu, Awkwafina, Tony Leung Chiu-Wai, Meng’er Zhang, Fala Chen, Michelle Yeoh, Ben Kingsley, Wah Yuen, Florian Munteanu, Andy Le, Paul W. He, Yayden Zhang Estreno en Estados Unidos y España 3 septiembre 2021


Seguramente seducidos por el auge de las artes marciales en series como Kung-Fu y películas protagonizadas por Bruce Lee, Steve Englehart y Jim Starlin crearon a mediados de los setenta del pasado siglo este personaje mezcla de superhéroe y guerrero del lejano oriente, cuyos poderes radican en su adiestramiento extremo y la posesión de diez anillos todopoderosos. El personaje sirve ahora para lanzar el segundo estreno de Marvel-Disney en este año tan difícil, y lo hace con resultados un tanto dispares.

Precedido de una prometedora carrera que incluye el interesante film independiente Las vidas de Grace y el esmerado alegato judicial antirracista Cuestión de justicia, Destin Cretton se perfilaba a priori como poco indicado para llevar a buen puerto esta propuesta arquetípica de acción y aventuras. Demuestra sin embargo una enorme pericia para la comedia en una primera de tres partes bastante disfrutable, como si de tres pistas de uno de esos atrevidos circos se tratara, con Awkwafina exhibiendo puntazo cómico y un hábil ejercicio de acción desmedida y trepidante ambientada en la siempre agradecida ciudad de San Francisco. Semejante diversión viene introducida por un hermoso prólogo al más puro estilo visual y coreográfico de Zhang Yimou, pero los personajes viajan a Macao y de allí al retiro místico de los guerreros y eso se traduce en un drama de rencillas familiares en plan Shakespeare o tragedia nórdica que resulta extremadamente aburrido. Tras ello, una tercera parte exhibe el clásico desenlace alargadísimo con batalla interminable y, en este caso, variante con inevitables dragones. Nada apabulla ni merece especial admiración en esta previsible lucha final, lo que hace que la balanza se incline finalmente por esa primera prometedora pista o parte.

No es mucho, pero si añadimos la siempre inquietante intervención de Tony Leung como equivocado progenitor, poseedor durante siglos de los anillos cuyo mal uso deriva en la trama principal de esta película fundacional, conseguiremos otro aliciente para que el conjunto consiga no ser despreciable. Pero si de combinar artes marciales y película de superhéroes se trataba, el resultado acaba siendo algo indigesto, lo cual no impide que la saga continúe, como bien garantizan las inevitables secuencias sorpresa de los títulos de crédito finales. Al menos se agradece que se haya respetado el idioma de los personajes, por lo que gran parte del film está hablado en mandarín.

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