jueves, 3 de marzo de 2022

DIDO Y ENEAS: LA PERFECTA CONJUGACIÓN DE FUERZAS

Temporada 2021-2022 de la Orquesta Barroca de Sevilla. Marta Infante, Marta Mathéu, Víctor Cruz y Vandalia, voces. Alfonso Sebastián, clave y dirección. ProgramaDido y Eneas, de Henry Purcell, en versión concierto. Espacio Turina, miércoles 2 de marzo de 2022


Solo un día después de conocer por fin el estupendo cartel del Festival de Música Antigua, que se celebrará entre el 15 de este mes y el 9 de abril, a las puertas de una esperada Semana Santa, y siempre que los trágicos e inexplicables acontecimientos que nos han tocado sufrir no estropeen nuestras ilusiones, la Barroca celebró el que quizás sea el concierto más ambicioso de su presente temporada. Se trata de una versión de concierto de Dido y Eneas con la que la Universidad de Sevilla, coproductora del evento a través de su Centro de Iniciativas Culturales, ha dado por finalizados los actos con los que ha celebrado todo un mes dedicado a La Eneida de Virgilio. Un particular que la dirección de la orquesta y la Universidad deberían haber puesto en conocimiento del público asistente, justificando así la participación de la joven Alicia Gámez, alumna del I.E.S. Macarena, antes del concierto recitando en latín textos del poema atribuidos a la Reina Dido.

Dido y Eneas es la única obra de Purcell que combina drama y música sin diálogo alguno, lo que podríamos considerar una ópera en toda regla, de hecho la primera tenida en cuenta como tal en las islas británicas, aunque a muchos nos sigue pareciendo más próxima a la estética del oratorio, eso sí pagano. Su texto combina la obra de Nahun Tate, Brutus of Alba or the Enchanted Lovers, con el Canto V de La Eneida, considerándose toda una alegoría de la situación política del país en aquel momento. Una vez más aprovechamos la ocasión para celebrar la suerte que tenemos en Sevilla de contar con una orquesta especializada, capaz de desarrollar obras de esta envergadura con todo el estilo que merecen, aunque a la vez lamentamos que se aproveche tan poco y escasee tanto en nuestra ciudad la ópera barroca debidamente escenificada. Dido y Eneas suele representarse más en versión concierto que plenamente escenificada, quizás por su corta duración o precisamente por ese aspecto global de cantata u oratorio que atesora.

La que anoche levantó la Barroca, bajo la atenta y apasionada dirección del clavecinista Alfonso Sebastián, fue resultado de la unión de una serie de fuerzas perfectamente informadas y con el talento suficiente para abordar la empresa con éxito, además de evidenciarse que detrás de todo ello ha habido un considerable trabajo, duro y comprometido. La orquesta atacó los pasajes más enérgicos, como las numerosas danzas que sirven de transición entre actos y escenas, con envidiable sentido de la vitalidad y el ritmo, mientras se mantuvo delicada y moderada en los pasajes más líricos. Hubo razones para celebrar de nuevo el trabajo del continuo, con Mercedes Ruiz encabezando con su habitual elegancia y frondosa articulación el número de participaciones solistas, y el clave de Alejandro Casal doblando al de Sebastián y aumentando el relieve de la propuesta. También Juan Carlos de Múlder a la cuerda pulsada y Ventura Rico al contrabajo contribuyeron sobremanera a ese poderoso continuo sin el que no se entendería el sobrecogimiento que provoca el aria más famosa de la ópera, el Lamento de Dido (When I am laid in earth), que Marta Infante, que tantas veces nos ha encandilado en esta ciudad, defendió con voz rotunda, algo más grave de lo habitual, y una flexibilidad apoyada en un fuerte temperamento.

Quien más participación tuvo a nivel vocal fue la soprano tarraconense Marta Mathéu, que no solo dio vida a Belinda, la hermana de Dido, sino que se unió también al grupo Vandalia para personificar otros personajes, fundamentalmente brujas, y todo ello con una voz personal y cualificada, y un notable sentido dramático. Por su parte, el joven tenor Víctor Cruz abordó su príncipe troyano con mucha delicadeza, apianando a discreción y exhibiendo a la vez un poderoso timbre y buen gusto canoro. Pero quienes realmente nos sorprendieron fueron los integrantes de Vandalia. Acostumbrados a verlos cantar a capella o con escasa instrumentación, fue muy gratificante comprobar cómo con una potente orquesta detrás fueron capaces de hacer sobresalir sus voces. Juntos nos deleitaron con sus juegos armónicos y contrapuntísticos, pero por separado cada uno y una lució esplendorosas, sobre todo Rocío de Frutos en un conmovedor Oft she visits this loved mountain, y Víctor Sordo en la canción de los marineros. Fue esa conjugación de talento y esfuerzo, y la combinación de ilusión y sentido común lo que logró que la de anoche fuera una estupenda velada musical.

Fotos: Luis Ollero
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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