Kosovo-Suiza-Albania-Rep. Macedonia 2021 84 min.
Guion y dirección Blerta Basholli Fotografía Alex Bloom Música Julien Painot Intérpretes Yilka Gashi, Çun Lajçi, Aurita Agushi, Kumrije Hoxha, Adriana Matoshi, Molikë Maxhuni, Blerta Ismaili Estreno en el Festival de Sundance 31 enero 2021; en España 4 marzo 2022
Estrenada en nuestro país para hacerla coincidir con la celebración del Día de la Mujer Trabajadora, hoy esta pequeña pero rotunda película adquiere otro significado aún más urgente y preocupante, el de la guerra en aquella castigada zona de los Balcanes. La última década del pasado siglo estuvo caracterizada en lo político por la convulsa situación en aquella región del este de Europa, primero con la guerra de Yugoslavia, después con la declaración unilateral de Kosovo como país independiente de Serbia, y finalmente con la Guerra de Kosovo en la que la OTAN no tuvo ningún remilgo de intervenir con el fin de frenar las ansias de expansión de regímenes afines a Rusia.
Es evidente que vista estos días la película no puede sino traernos a la mente la enorme tragedia que está sufriendo la población civil ucraniana con la execrable e injustificada invasión no solo de ese nuevo tarado y psicópata institucional que es Putin sino de tanta gente, intereses y entes que lo apoyan. La tragedia se repite, esta vez con un mayor e inédito riesgo de conflagración mundial de tintes apocalípticos, y nuevamente serán muchas las mujeres que quedarán viudas y huérfanas, lo estamos viendo en el interminable flujo de refugiadas que están traspasando las fronteras del castigado país. Ese es precisamente el colectivo que retrata la joven realizadora kosovar Blerta Basholli en su ópera prima, el de mujeres que todavía buscan los restos de sus familiares masculinos albaneses masacrados en aquella guerra. El problema es que estas sufridas mujeres no solo tienen que lidiar, en ese pasado próximo en el que se ambiente esta película, con las heridas de la guerra y la búsqueda de sus seres queridos, sino con una considerable marcha atrás en derechos que les obligan a quedar en un segundo plano y no afrontar su propio destino, trabajando y luchando por sus derechos. En este ambiente, la protagonista, una poderosa Yilka Gashi premiada en Valladolid, intenta tomar las riendas de su futuro laboral en un ambiente hostil, incluido su suegro conviviente, que la ultraja a ella y al colectivo que junto a otras mujeres ha formado, las humilla y les impide desenvolverse como seres humanos en igualdad de condiciones.
Basholli filma con la misma austeridad y a la vez profundidad de miras con que su protagonista afronta su papel, denunciando una realidad tan difícil de resolver como la inevitable merma de derechos y libertades que está desatando la actual situación bélica en una zona muy próxima a la retratada en esta audaz y necesaria película. Avisos y memorias no faltan, sentido común sí, y sobra sin duda muchísima maldad. Presentada en la Sección World Cinema, logró en el Festival de Sundance los premios a la mejor dirección, el del público y el del Jurado.
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