miércoles, 2 de marzo de 2022

LAS ILUSIONES PERDIDAS La vida loca

Título original: Illusions perdues
Francia 2021 149 min.
Dirección
Xavier Giannoli Guion Xavier Giannoli y Jacques Fieschi, según la novela de Honoré de Balzac Fotografía Christophe Beaucarne Intérpretes Benjamin Voisin, Cécile de France, Vincent Lacoste, Xavier Dolan, Salomé Dewaels, Jeanne Balibar, Gérard Depardieu, André Marcon, Louis-Do de Lencquesaing, Jean-François Stévenin Estreno en el Festival de Venecia 5 septiembre 2021; en Francia 20 octubre 2021; en España 25 febrero 2022

Siempre resulta estimulante volver a los clásicos, sobre todo cuando tanto tienen que decir y tanta proximidad tienen con la actualidad. Honoré de Balzac escribió Las ilusiones perdidas entre 1836 y 1843, en tres episodios enmarcados dentro de su serie La comedia humana, y más concretamente Escenas de la vida provinciana. Centró su argumento en las vicisitudes que ha de sufrir un joven aspirante a poeta y escritor que se debate entre sus orígenes humildes, evidente de su apellido paterno Chandon, y sus aspiraciones de grandeza, traducidas en el materno, de Rubempré, al que no tenía acceso legal. Sirve este detalle como metáfora del imposible ascenso social de un hombre al que la vida parisina le deslumbra y hechiza hasta el punto de hacerle perder el norte.

Tiene mucho que ver en ello la voracidad de un sistema en el que la apariencia, las relaciones y un furioso marketing al que se presta un periodismo amarillista y sensacionalista sin escrúpulos ni seriedad, arrastran el genio y el verdadero talento hasta el fango. Mucho que ver por lo tanto con la actualidad, con los manejos de la prensa para manipular la opinión y generar tendencias, que el autor de Papá Goriot supo advertir ya en su época y el director de Madame Marguerite y La aparición ha sabido plasmar en imágenes con cierto ingenio. Para ello no ha escatimado en recursos, ofreciéndonos una reconstrucción suntuosa y un tanto bulliciosa del París de primera mitad del siglo XIX. En este sentido cabe reprocharle un exceso de ritmo que lastra eficacia a su discurso y convierte la propuesta en una suerte de vida loca a la que se presta el protagonista, deslumbrado por los oropeles del lujo y el despilfarro. Sin ayuda aparente de la infografía, las calles, salones y teatros de la gran urbe aparecen ante nuestros ojos para deslumbrarnos igual que al joven poeta y crítico, mientras la ilustración musical a fuerza de grandes éxitos del Barroco al Romanticismo con parada en el Clasicismo, y un especial énfasis en el Ständchen (Serenata) de Schubert para idealizar el amor romántico, acaba resultándonos fatigosa a la par que distrae nuestra atención, algo que no ocurría en aquellas producciones de época de antaño que no despreciaban el trabajo de un buen compositor, caso de Erich Wolfgang Korngold en El caballero Adverse, por poner un ejemplo.

Así las cosas, Las ilusiones perdidas, esas expectativas que una vez abandonadas nos invitan a vivir aprovechando el día a día,  nos parece un trabajo ambicioso y apabullante, que acierta en sus postulados pero fracasa parcialmente en su empeño lastrado por los excesos. En el apartado interpretativo celebramos el buen trabajo de Benjamin Voisin y de su antagonista, un comedido Xavier Dolan, más conocido por su trabajo como director de películas tan polémicas y arriesgadas como Laurence Anyways o Mommy. La academia del cine francés se deshizo en honores con la película, concediéndole siete César de los quince a los que optaba, para que veamos que no solo exageramos nosotros los españoles.

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