domingo, 13 de marzo de 2022

EL DOLOR Y LA INTOLERANCA PODRÍAN REAPARECER

Dos películas recientes denuncian una situación que sufrida en la Europa soviética de la Guerra Fría, cobra especial relevancia ahora, ante el peligro que para derechos y libertades supone este clima bélico que estamos padeciendo.

ACCIÓN JACINTO Cruising clandestino

Título original: Hiacynt
Polonia 2021 106 min.
Dirección
Piotr Domalewski Guion Marcin Ciaston Fotografía Piotr Sobocinski jr. Música Wojciech Urbanski Intérpretes Tomasz Zietek, Hubert Milikowski, Adrianna Chlebicka, Marck Kalita, Agnieszka Suchora, Tomasz Wlosok, Tomasz Schuchardt, Sebastian Stankewicz, Jacek Poniedzialek, Piotr Trojan Estreno en Netflix 13 octubre 2021


Resulta irremediable pensar en el clásico de William Friedkin A la caza, a la hora de juzgar la estructura narrativa y argumental de esta película polaca estrenada directamente en plataformas digitales. Se trata de la crónica de unos sucesos realmente acaecidos en la Polonia del telón de acero en la década de los ochenta del siglo pasado, cuando la homosexualidad estaba proscrita y castigada con severas penas de cárcel en esta república soviética.

Una llamada de atención más imprescindible que nunca, ahora que nuestro sistema de libertades y derechos, tan duramente logrados, se tambalea ante una situación internacional cada vez más acuciante y preocupante. Como de costumbre la denuncia viene acompañada de corrupción, la de una clase dirigente que no prescinde de privilegios y placeres, los mismos que veta a la población, y que cuenta para ello con el aparato burocrático y policial encargado de enmascararlo. Un detalle que también sufrimos en los países presuntamente democráticos, donde dirigentes autonómicos y reyes eméritos se libran por los mismos delitos que un particular ni soñaría.

Una investigación criminal, abruptamente zanjada desde los altos cargos, obliga al protagonista a infiltrarse cual Al Pacino en los ambientes gays, naturalmente clandestinos, de la Varsovia de la época, lo que irá progresivamente afectando a sus convicciones sexuales, atracción romántica mediante. Deja más huella tras su visionado que durante su compleja y a veces confusa narrativa, no obstante el buen pulso de su director, quien hace unos años obtuvo cierto reconocimiento por la cinta Yo nunca lloro, y el trabajo hermético pero muy acorde a las intenciones de su trama, del actor Tomasz Zietek, a quien ya vimos en un papel secundario en Corpus Christi, muy bien secundado por el resto del elenco.

FIREBIRD Un Brokeback Mountain castrense

Estonia-Reino Unido 2021 107 min.
Dirección
Peeter Rebane Guion Tom Prior y Peeter Rebane, según la novela autobiográfica “A Tale About Roman” de Sergey Fetisov Fotografía Mait Mäekivi Música Krzyzstof A. Janczak Intérpretes Tom Prior, Oleg Zagarodnii, Diana Pozharskaya, Jake Henderson, Margus Prangel, Nicholas Woodeson, Ester Kuntu, Kaspar Velberg Estreno en Estonia 29 octubre 2021


Sin fecha de estreno entre nosotros, Firebird, cuyo título hace alusión directa al célebre ballet de Stravinski El pájaro de fuego, es un triste y desgarrador melodrama romántico ambientado en plena Guerra Fría, en un cuartel cerca de Tallin, la capital estonia, a finales de los setenta del pasado siglo, en plena Guerra Fría. Un film basado en las dramáticas experiencias del actor y entonces militar Sergey Fetisov, al que presta físico el actor británico Tom Prior, artífice a todas luces de este parece que empeño personal, ya que además de protagonizarla, la escribe y produce. 
En la dirección, Peeter Rebane, con solo experiencia previa en videoclips musicales de artistas como Robbie Williams, insufla de carácter romántico y desesperado a esta historia de intolerancia y totalitarismo en el que dos militares valerosos y gays ven cómo sus esperanzas de libertad y felicidad se ven truncadas por un sistema que no admite la homosexualidad ni está dispuesta a tolerarla, mucho menos en el ámbito castrense.

Su aspecto aseado, con una producción holgada y generosa, y el atractivo de sus protagonistas, entre ellos el actor ucraniano Oleg Zagarodnii y un tercer vértice en la relación que personifica el daño colateral que en esta y tantísimas otras historias han sufrido las mujeres, logran que el film se disfrute con facilidad y sin particular exigencia, lo que le ha valido más de un reconocimiento en festivales especializados en la materia. Además del puro entretenimiento, la intención de productos tan válidos como este es que la historia no se repita, aunque acabe convirtiéndose en una falacia, siempre en la cuerda floja de los temibles cambios de ciclo que sufrimos en este incorregible planeta.

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