jueves, 28 de noviembre de 2019

EL BRAHMS REFLEXIVO DEL CUARTETO CASTALIAN

Ciclo Andalucía Clásica. Castalian String Quartet: Sini Simonen y Daniel Roberts, violines; Charlotte Bonneton, viola; Christopher Graves, violonchelo. Con Pablo Hernán Benedí, viola. Programa: Cuarteto Op. 51 nº 2 en la menor y Quinteto nº 2 en sol mayor Op. 111, de Brahms. Espacio Turina, miércoles 27 de noviembre de 2019

Si la cosa sigue así mucho nos tememos que el espléndido ciclo de música de cámara que nos brinda la Asociación Andalucía Clásica correrá la misma suerte que el tan llorado ciclo que celebraba la Fundación Cajasol a principios de este siglo. El esfuerzo que supone traer a Sevilla conjuntos y solistas a menudo renombrados, con el fin de que gocemos de diversas perspectivas de la música, y no la única a la que nos hemos acostumbrado de la mano de la ROSS desde que estalló la crisis, no parece contar con la debida respuesta del público que, por el contrario, sigue llenando otras propuestas que se han asentado definitivamente entre el público y tienen que ver más con el talento local.
 
Andalucía Clásica culminó su presente temporada con un magnífico concierto a cargo de un joven cuarteto formado en Hannover y residente en Londres, el Castalian Quartet, que debe su nombre a la ninfa Castalia, convertida en fuente para huir del acoso de Apolo, y por consiguiente musa para muchos artistas. La aventura europea en la que irremediablemente se han tenido que embarcar millones de jóvenes a lo largo y ancho del continente, se traduce aquí en una conjunción de fuerzas y un espíritu libre y responsable, capaz de poner en pie con tanta precisión, sinceridad y maestría la siempre estimulante belleza inherente a la música de Brahms. El compositor no llegó a sentirse nunca seguro en el apartado de los cuartetos de cuerda, debido quizás a la sombra de Beethoven que gravitó sobre su estilo y pesó como una losa. Una veintena de años tardó el autor del Réquiem Alemán en publicar sus tres únicos cuartetos, después de un sinfín de intentos en su juventud que se tradujeron en una serie de borradores, esbozos y páginas inconclusas hoy definitivamente perdidas.
 
Dulce y temperamental
 
El opus 51 nº 2 es de inspiración nórdica, quizás sombría pero a la vez poética, y no tan austero como su precedente. La joven violinista finlandesa Sini Simonen introdujo su Allegro non troppo con pausa y mucha expresividad, acompañada por el resto con una amplia curva melódica y muy equilibrados contrastes que dieron al conjunto una densidad y vigor considerables. Con mucho sentimiento dibujaron las hermosas líneas melódicas del Andante moderato, con acentos marcados y dramáticos, y un trabajo muy cromático del inglés Christopher Graves al chelo. Tras un Quasi minuetto relajado y amable, el Allegro non assai mantuvo un ritmo enérgico y un carácter alegre, acentuado en su parte central de aires zíngaros, y culminado con una fuerza arrolladora.
 
Para el Quinteto nº 2 Op. 111 se unió al conjunto el joven violista madrileño Pablo Hernán Beledí, todo un torbellino de sensaciones que sirvió de contrafuerte al mayor lirismo desplegado por la francesa Charlotte Bonneton, y se unió a la impactante fuerza del grave en manos de Graves. Toda la solidez e intensidad expresiva de la pieza encontró eco en un conjunto concentrado y preciso, sin fisuras ni irregularidades. Aquí el temperamento es diferente al de Beethoven con el que siempre se le quiso comparar. Hay luz y alegría que Simonen y su compañero, el galés Daniel Roberts, tradujeron con un sonido sedoso y una articulación flexible, dando al conjunto esa inflexión casi sinfónica de que goza la obra. Al enérgico y rítmico Allegro non troppo siguió un Adagio (tema con variaciones) melódico y sensible, y Un poco allegretto melancólico y contrastado. El Vivace final, con un acentuado hungarismo en forma de endiabladas czardas, brilló también por su alegría y rotundidad, sin renunciar a un generoso lirismo y aliento poético.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía
 

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