Francia 2019 102 min.
Dirección Ladj Ly Guion Ladj Ly, Giordano Gederlini y Alexis Manenti Fotografía Julien Paupard Música Pink Noise Intérpretes Damien Bonnard, Alexis Manenti, Djibril Zonga, Jeanne Balibar, Steve Tientcheu, Issa Perica, Al-Hassan Ly, Almany Kanoute, Nizar Ben Fatma, Raymond Lopez Estreno en el Festival de Cannes 15 mayo 2019; en Francia 20 noviembre 2019; en España 22 noviembre 2019
No se trata de la enésima versión de la célebre novela de Victor Hugo, aunque se ambienta en el barrio que le inspiró hace siglo y medio, Montfermeil, y extrae de ella la cita literal que le da sentido y razón de existir: No hay malas hierbas ni malos hombres, solo malos cultivadores. Estrenada el mismo fin de semana que Adiós, cuánto difieren una de otra y qué tratamiento tan diferente de una misma marginalidad y problemática. Las Tres Mil Viviendas sevillanas son tratadas con tanta falta de respeto como impostura y carencia de sentido, mientras Montfermeil en manos del debutante en el largometraje Ladj Ly es el caldo de cultivo de un problema que preocupa y asusta a todo el mundo. Pero aquí sí hay respeto, hay un tratamiento preciso y eficiente de la tensión y una habilidad extrema a la hora de plantear una trama plausible y asfixiante que nos remonta a los graves disturbios raciales que acontecieron en la capital de Francia hace apenas unos años, y aun no resueltos.
Para Ly el barrio es un hervidero en el que se desenvuelven policías que pretenden mantener un orden incierto, casi ficticio, y una población multirracial y multicultural que sobrevive como puede a unas condiciones difíciles. Y hay sobre todo una infancia inconsciente de lo que se le viene encima, que empieza a pagar el precio de una educación despreciada y a menudo inexistente, ese cultivo que se erige como único remedio posible a tanta marginación. Siglo y medio después las diferencias y las desigualdades son prácticamente las mismas, al margen de la opulencia, la excentricidad y el glamour de una ciudad que celebra la Copa del Mundo, frente a la que estos marginados sociales, estos miserables entonan La Marsellesa cuales patriotas a los que la vida da la espalda.
A vista de dron, el mismo que desencadena la tragedia, participamos de estas vidas, conocemos a sus portadores, debidamente presentados y definidos, y nos implicamos en su lucha de supervivencia, su batalla diaria para contener una rabia que finalmente se descontrola, y las consecuencias de un mundo en el que la desigualdad y la injusticia es tan evidente como imperceptible para quienes hemos tenido la suerte de aterrizar en los límites del bienestar. Una película lúcida, trepidante, angustiosa y sorprendente, testimonio de un cine bien hecho y mejor articulado, emocional y sentimentalmente equilibrado, contundentemente realizado para provocar esa desazón, ese despertar a una conciencia que es el cultivo que esperamos algún día de sus frutos y así conseguir la quimera o utopía de un mundo mejor y más habitable. Basada en un cortometraje previo, mereció el Premio del Jurado en Cannes y ha obtenido tres importantes nominaciones a los Premios del Cine Europeo: Película, guión y debut o Discovery.
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