viernes, 8 de noviembre de 2019

THE KING Más ambición que verdadero atractivo

Australia-Reino Unido-Hungría 2019 133 min.
Dirección David Michôd Guion Joel Edgerton y David Michôd Fotografía Adam Arkagaw Música Nicholas Britell Intérpretes Timothée Chalamet, Joel Edgerton, Sean Harris, Robert Pattinson, Ben Mendelssohn, Lily-Rose Melody Depp, Dean-Charles Chapman, Thomasin McKenzie Estreno en el Festival de Venecia 2 septiembre 2019; en Netflix 1 noviembre 2019

La vida del rey Enrique V de Inglaterra ha sido llevada al cine en un par de memorables ocasiones, aunque siempre como adaptación del célebre drama Shakesperiano, una de sus obras históricas cumbres junto a Ricardo III, Eduardo III y la trilogía dedicada a Enrique VI. Laurence Olivier lo abordó en 1944 con un éxito artístico arrollador en plena Segunda Guerra Mundial, y Kenneth Branagh mereció una entusiasta comparación con Orson Welles cuando en 1989 pasó del teatro al cine con su particular y muy preciosista visión del monarca medieval, en el que destacaba una excelente banda sonora de un entonces muy inspirado Patrick Doyle. También Sam Mendes prestó atención a Enrique V en su serie The Hollow Crown, donde repasaba también a partir de la obra del genial dramaturgo inglés las monarquías de Ricardo II a Ricardo III pasando por Enrique IV, V y VI.
 
Pero es ahora cuando el personaje es tratado al margen de la obra de Shakespeare, por mucho que se quiera ver en ella una versión aligerada en texto y drama de la pieza de referencia y más acorde a los nuevos tiempos de Juego de tronos. Lo cierto es que en el guion no se acredita al autor de Romeo y Julieta y Hamlet, y sí la escritura original de Michôt, que hace casi una década obtuvo un aclamado éxito con Animal Kingdom y más tarde se acomodó en netflix con producciones como The Rover, protagonizada por un Robert Pattinson que en The King interpreta con más sorna que rigor al delfín de Francia, y War Machine, que protagonizaba un Brad Pitt que ahora ejerce como productor. Le acompaña en los créditos autoriales el cada vez más ambicioso Joel Edgerton, precisamente descubierto en Animal Kingdom y que desde aquellos primeros papeles relevantes en cintas como Warrior, Dioses y reyes y El gran Gastby, se ha convertido en su propio jefe como director, productor y guionista en películas como El regalo o Identidad borrada. Él da vida con cierta gracia y convicción a Falstaff, amigo íntimo del rey y comandante de sus tropas, mientras el jovencísimo Timothée Chalamet demuestra su camaleónica capacidad incorporando a un muy pictórico protagonista.
 
Gente ambiciosa para un proyecto ambicioso, y sin embargo tan malogrado como la propia vida de un rey que no quiso serlo y que cuando no tuvo más remedio que asumir el cargo sometió al pueblo inglés a una dura e inexplicable guerra con Francia, más como marioneta de intrigas palaciegas y familiares, como bien le espeta una Catalina de Valois a quien da vida la hija de Vanessa Paradis y Johnny Depp. La primera mitad de esta epopeya trágica se resiente de falta de ritmo y una exposición poco atractiva de estas intrigas que debieran haber merecido una mejor y más interesante explicación. Mejor la segunda parte centrada en la invasión de Francia y la célebre Batalla de Agincourt, pero para entonces solo queda la sensación de haber asistido a un espectáculo algo vacuo y desaprovechado. Estos tiempos raros que vivimos hacen que a pesar de su empaque y su preciosismo estético, su exhibición se limite a las plataformas digitales, con apenas unos días de proyección previa en salas marginales. Paradojas de un mundo en el que cada vez se valora más el ocio en casa y el desprecio del disfrute en sociedad, a pesar de las excelencias técnicas de las nuevas salas cinematográficas.

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