lunes, 4 de noviembre de 2019

TERMINATOR: DESTINO OSCURO Una alternativa prescindible

Título original: Terminator: Dark Fate
USA-China 2019 128 min.
Dirección Tim Miller Guion David S. Goyer, Billy Ray y James Rhodes, según la historia y los personajes originales de James Cameron y Gale Anne Hurd Fotografía Ken Seng Música Tom Holkenborg Intérpretes Linda Hamilton, Arnold Schwarzenegger, Natalia Reyes, Mackenzie Davis, Gabriel Luna, Diego Boneta, Tristán Ulloa, Enrique Arce Estreno en Estados Unidos y España 31 octubre 2019

Tras varios descalabros que llevaron a esta saga robótica al desinterés más absoluto, James Cameron retoma la historia donde él mismo la dejó en 1991, cuando sus revolucionarios efectos digitales encumbraron su segunda parte a lo más alto del género de ciencia-ficción, logrando incluso cuatro Oscars. De esta forma la que debía ser la sexta entrega de la serie se convierte en una tercera alternativa, recuperando los personajes del primer Terminator y de Sarah Connor, interpretados respectivamente por unos considerablemente avejentados Schwarzenegger y Linda Hamilton.
 
La historia repite casi miméticamente la que originó el ciclo, esta vez con una joven mexicana convirtiéndose en víctima de los androides que vienen del futuro para evitar que ella lidere la resistencia a un mundo dominado por las máquinas. El resto se reparte entre consabidas escenas de acción resueltas de la forma más espectacular posible gracias a los avanzados efectos visuales de hoy en día, contadas secuencias de transición que solo sirven para afectar al ritmo de la cinta, y un pobre argumento con personajes arquetípicos y unas presuntas injerencias progresistas que pasan por convertir a unas aguerridas mujeres en protagonistas de la función, aunque sus comportamientos imiten a los de los hombres, y por que sea una inmigrante ilegal mejicana quien esté llamada a ser la nueva Mesías de un mundo en declive.
 
Tim Miller, que convenció a algunos con su mirada socarrona al mundo del cómic en Deadpool, dirige la empresa con desgana y poca imaginación, con lo que al final entre batallita y batallita lo único que justifica ver este engendro es disfrutarla en una buena sala bien equipada, a ser posible con asientos reclinables, porque la sacas de ahí y pierde el poco aliciente que le queda.

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