martes, 12 de noviembre de 2019

SEFF 2019. EL MONSTRUO DE ST. PAULI Se puede oler a podrido

Título original: Der goldene Handschuh
Alemania-Francia 2019 115 min.
Guion y dirección Fatik Akin, según la novela de Heinz Strunk Fotografía Rainer Klausmann Intérpretes Jonas Dassler, Margarete Tiesel, Martina Eitner-Acheampong, Katja Studt, Adam Bousdoukos, Marc Hosemann, Greta Sophie Schmidt, Tristan Göbel Estreno en el Festival de Berlín 9 febrero 2019; en Alemania 21 febrero 2019; en el Festival de Sevilla 11 noviembre 2019

Heinz Struck noveló los terribles crímenes de Fritz Honka en la década de los setenta en Hamburgo. Honka vivía en el barrio rojo de la capital alemana y escondió los cuerpos descuartizados de sus víctimas en su apartamento. Su historia es adaptada ahora por el director de origen turco Fatih Akin en lo que constituye todo un giro radical e inesperado en su filmografía. Akin se dio a conocer a principios de siglo con películas como Contra la pared y Al otro lado, en las que analizaba problemas derivados de su condición de inmigrante en Alemania proveniente de un país de mayoría musulmana. Abandonó su conciencia de base en sus films posteriores, cultivando diversos géneros en películas como el musical Soul Kitchen, la generacional Goodbye Berlin, la épica en El padre o el thriller en En la sombra. Pero El monstruo de St. Pauli (El guante dorado en su título original, que es el mugriento y bizarro bar que frecuenta el protagonista) supone ese giro radical en su cine al que nos referíamos. Tomando quizás como inspiración el universo estético de Fassbinder, y regándolo todo con una impagable colección de canciones horteras de aquella Alemania plagada de inmigrantes, Akin nos ofrece una cinta absolutamente repugnante. Cuidadísima en dirección artística, maquillaje y vestuario, sus escenarios son tremendos, podridos y malolientes, y sus crímenes repugnantes hasta la náusea. Quizás todo ello una alegoría de aquella Alemania que purgaba sus crímenes de guerra y los traumas que había provocado en la población. Jonas Dassler, a quien hemos visto en películas como La revolución silenciosa y La sombra del pasado, compone con éxito un personaje siniestro, tullido y monstruoso tanto física como gestualmente, mientras el resto del elenco se esfuerza por recrear un ambiente humano tan terrible y nauseabundo como el resto del film, logrando así su objetivo y el interés de la mucha gente seguidora de estos extremos espectáculos de índole gore. Un muy satisfactorio regreso a aquel cine de descuartizadores en barrios de prostitutas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario