Dirección Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga Guion Luiso Berdejo y Jose Mari Goenaga Fotografía Javier Agirre Erauso Música Pascal Gaigne Intérpretes Antonio de la Torre, Belén Cuesta, Vicente Vergara, José Manuel Poga, Emilio Palacios, Enrique Asenjo, Carlos Bernardino, José Manuel del Castillo Estreno en el Festival de San Sebastián 22 septiembre 2019; en salas comerciales 31 octubre 2019
Pocas veces ha abordado nuestro cine la tragedia de los llamados topos de la Guerra Civil Española y la dictadura franquista, personas obligadas a vivir ocultos durante años en sus casas para prevenir represalias y ejecuciones. Apenas algunos documentales televisivos o el interesante largometraje animado 30 años de oscuridad del onubense Manuel H. Martín han fijado su atención en este aspecto de nuestra guerra fratricida. Los responsables de Loreak (Flores) y Handia fijan ahora su mirada en la Andalucía profunda para contarnos una de estas terribles historias, la de quien parece ser un ex concejal republicano de una pequeña población que vive tras una tapia levantada en su propia casa durante casi cuarenta años.
Un trabajo de artesanía pura, casi camerístico, en el que se analiza especialmente la relación entre el protagonista y su esposa, que sufre igualmente esa situación anómala y horrible de absoluta represión. Antonio de la Torre en su registro habitual, espléndido por supuesto, y Belén Cuesta cambiándolo como en los noventa hiciera la también comediante andaluza María Barranco, prestan cuerpo y alma a estos desgraciados personajes, zombis o muertos en vida a quienes se les impidió disfrutar de sus sentimientos y emociones en libertad. Lástima que hayan forzado tanto su acento profundo que sea difícil con frecuencia seguir sus diálogos.
Una serie de episodios van perfilando la estructura y contenido de este largo film en el que una vez más sus artífices, premiados en San Sebastián por su guion y dirección, aprovechan para hacer un trabajo de forma y estilo en el que se pierde sin embargo parte de la fuerza de su fondo, como ya ocurriera en su anterior trabajo sobre el gigante vasco. De esta forma, la cinta no consigue emocionar lo suficiente, no al menos hasta el nivel que algo tan desgarrador e inhumano demanda. Evita posicionarse del todo, aun atisbando lógicas afinidades progresistas, insertando entre sus personajes a quienes desde el bando contrario tienen sus propias y casi legítimas motivaciones, todo dentro de un ejercicio en el que se analiza también de paso la micro guerra que en cada municipio se generó entre vecinos y familiares. Podría haberse recortado sin perder su limitada eficacia, aunque en general se echa en falta algo más de emoción y pasión en un conjunto que a menudo peca de moderada contención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario